miércoles, 31 de marzo de 2010

Cuando me desperté... II

No sabía como reaccionar. Noté como se acercaba a mí. Su olor era indescriptible. Era fuerte y profundo, y a la vez, dulce y atrayente. Cerré los ojos, buscando algo de seguridad y tranquilidad. Fracasé. Sentí, no se cómo todavía, que él estaba detrás mía. Me giré rápidamente. Se acercaba centímetro a centímetro a mi rostro. Su aliento rozaba mi mejilla y podía imaginar como me miraba fijamente. Empezó a susurrar a mi oído:

-Tienes miedo, ¿me equivoco?

-No - dije con voz débil y temblorosa, y volví a repetir, esta vez intentando creérmelo - No, te equivocas.

Aplaudió lentamente mientras se reía, y continuó.

-Te crees valiente, pero no lo eres. Sólo haces creer a los demás que lo eres, sin embargo, tú lo crees con mucha dificultad. Samantha…Sammy, no engañas a nadie.

-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres tú? ¿De qué me conoces?

-¿Por qué tantas preguntas? Lástima que no vaya a responderlas, al menos ahora.

Torcí el ceño. “Estúpido”, pensé.

-¿Por qué crees que estas aquí? ¿Cómo piensas que llegaste a este lugar? –me preguntó-.

-Simplemente quieres matarme por algún motivo que desconozco todavía. Ni siquiera sé qué eres.

-Voy a intentar aclararte eso. Quería matarte sólo para saciar mi sed y por venganza, pero creo que tienes algún valor. El cual no sé aún.

Después de un pequeño silencio y de que él diera unos pasos atrás, su voz varonil y con un punto seductor siguió hablando.

-Hace dos semanas cumpliste 16 años, este fin de semana fue la fiesta y, cuando llevabas unas copas de más, conociste a un chico moreno, con unos ojos tan claros como la arena de la Luna, bastante alto, algo enjuto y, al mismo tiempo, con su musculatura algo marcada. ¿Lo recuerdas?

-No, había bebido demasiado. Supongo.

-Ese chico te dio su número de móvil y tú prometiste llamarle para que no tuvieras que ir sola a casa esa noche. Tú debiste olvidarlo y cuando estabas caminando hacia casa, mientras ibas de lado a lado de la carretera, un coche apareció. Y con esto, él también. Te empujó y él fue atropellado. Luego el conductor se dio a la fuga. A la mañana siguiente, estaba en un bosque, apoyado en un árbol y alguien desconocido le estaba observando. Se sentía perdido, como tú lo estás ahora. No sabía como seguía vivo, después de arriesgar su vida por ti, y que le atropellaran. ¿Quién le salvó?, ¿estaba soñando?, ¿quién era el observador? y ¿por qué le observaba?...

{Continuará...}

By Rachel

No hay comentarios: