viernes, 20 de febrero de 2009

Sanatorio de Agramonte

UN VIAJE AL SANATORIO DE AGRAMONTE

El viernes pasado, al salir del instituto, mi mejor amiga me propuso ir al Sanatorio de Agramonte. Yo acepte encantada. Se lo preguntó a su padre y también le apetecía. Así que el sábado quedamos en que él nos llevaría a María, a Clara y a mí a Agramonte.
Por la mañana, partimos hacia allí. Al llegar nos entró hambre y paramos a comer en el Moncayo. Cuando acabamos, fuimos a aparcar delante del Sanatorio. Vimos que estaba vallado y creímos que no podríamos entrar. Nos acercamos y encontramos la llave, así que entramos al interior.
Ya dentro, el padre de María ordenó subir las escaleras, pero nosotras nos negamos, eran resbaladizas. Él no nos prestó atención y subió. Justo en ese momento, escuchamos unos gritos cercanos. Nos giramos bruscamente y era un guardia. Nos dijo que estaba prohibida la entrada, que nos marcháramos.
Le hicimos creer que nos habíamos ido, aparcando el coche lejos del lugar. El guardia había cerrado la puerta, pero nos fuimos por la parte de atrás. Siguiendo el recorrido de las vallas, llegamos a una especie de pasadizo que no estaba cercado; el único obstáculo para entrar: un río. Al saltarlo, lo primero que vimos fueron los hornos crematorios, donde se dice que quemaban a personas vivas enfermas. Más tarde, el padre de María entró en la cocina, nosotras nos quedamos fuera. De repente, oímos unos extraños y siniestros cantos. Nos asustamos, y empezamos a gritar y a correr hacia el único adulto que nos acompañaba. Él nos tranquilizó, mientras veíamos la cocina. Era un solar muy grande, aunque viejo y lleno de polvo. Estuvimos andando durante un rato y encontramos una iglesia subterránea que nos parecía escalofriante. Al salir de aquel sitio, nos encontramos con un chico; del susto, el estómago nos dió un vuelco. Él simplemente dijo: " No os preocupéis, que no soy un zombi y tampoco os voy a comer, ja, ja, ja". Después de que eso ocurriera, llamaron al padre de María al teléfono móvil y se tuvo que ir hasta los establos para poder hablar. Y mientras, nosotras nos fuimos a investigar. Vimos estatuas, muchas ruinas, unas pintadas muy raras y el exterior. Era un espacio grandísimo y bonito, se puede comparar con el "Titanic" hundido. Al poco rato volvimos a casa.
Esta es una experiencia que no olvidare nunca, para mí fue fantástica.

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